
Urge cambio de régimen político en Colombia.
Es necesario e inaplazable comenzar a reflexionar sobre un cambio de régimen político en Colombia de tal manera que abra paso a una república bajo el régimen parlamentario donde el presidente sea jefe de Estado y el primer ministro salga de las mayorías parlamentarias en el Congreso.
Teóricamente cambiar de régimen sería una transformación constitucional profunda. Actualmente, vivimos bajo un régimen presidencialista con algunos matices parlamentarios, como el control político del Congreso al Ejecutivo, pero el presidente concentra muchas funciones.
¿Qué pasaría con la figura del presidente? se preguntan todos. El presidente desaparece como jefe de gobierno, y queda solo como jefe de Estado ceremonial: como en Italia, Alemania, India, donde el presidente o monarca tiene un rol simbólico.
La figura del presidente también se eliminaría por completo si se adopta un modelo más parlamentarista puro como en el Reino Unido o en Países Bajos (donde hay rey), y donde claro, no hay presidente en funciones ejecutivas.
Los expertos precisan como ventajas de un régimen parlamentario frente al presidencialismo, por ejemplo, la mayor estabilidad política interna. El parlamento elige al jefe de gobierno (primer ministro), lo que implica que hay una base parlamentaria que lo respalda; pero si pierde apoyo, se puede cambiar al jefe de gobierno sin que estalle una crisis nacional.
Habría la necesidad de una Reforma constitucional total o parcial. Para eso se requiere un acto legislativo, o más probablemente, una Asamblea Constituyente. Habría, por supuesto, un adecuado rediseño del sistema político, que obliga a cambiar el rol del Congreso (bicameral) para que pueda formar mayorías de gobierno y eliminar o reducir el rol del presidente como jefe de gobierno.
Para evitar la dualidad de poderes o el consabido choque de trenes, mientras en el presidencialismo, el presidente y el Congreso pueden entrar en conflicto, en un régimen parlamentario el poder está más integrado. El primer ministro puede ser destituido por una moción de censura si pierde la confianza del Parlamento.
Tendríamos una especie de flexibilidad que en pocas palabras significa que es fácil cambiar el gobierno sin necesidad de elecciones generales, lo que permite adaptarse rápidamente a cambios en la situación de crisis política o económica.
Hay varios pasos a seguir en caso de cambiar de régimen: primero, un gran censo nacional; segundo, una ley estatutaria de reordenamiento territorial; y, tercero, una reforma constitucional, a través de instrumentos fijados en la ley, el referéndum o una asamblea constituyente.
De momento vale recordar que, en ambos regímenes, el presidencialista y el parlamentario urge la unidad de las izquierdas. No hay tiempo o no queda tiempo para otras divagaciones. El 2026 está cerca y la derecha saca sus dientes a través de sus medios de comunicación abyectos y desinformadores.
