Los tres elefantes imperialistas y la actualidad.
Un refrán de la sabiduría de los pueblos africanos dice que “cuando los elefantes machos pelean, quienes sufren son las hormigas y los pastos”. Permítanme, entonces, usar esta metáfora para tratar de describir la “vidriosa” situación global (palabra campesina colombiana usada por Jacobo Arenas en lugar de frágil), que estamos cruzando en esta fase del desarrollo de capitalismo Imperialista mundializado o globalizado, según se prefiera.
Se ha repetido hasta el hartazgo y ya es casi un lugar común decir que después de la 2 guerra mundial (1945) y del reparto del mundo realizado en Potsdam y Yalta, entre las potencias que aplastaron las hordas militares del nazi fascismo hitleriano, emergió la potencia estadounidense como el hegemón imperialista más poderoso, que comenzó a reconstruir lo destruido en Europa y Japón con gigantescas inversiones de Capital, constituyendo el trípode del Imperialismo global de aquel entonces, que los analistas y estudiosos de la tradición Marxista, entre ellos Samir Amín, denominaron la troika imperialista de USA, Europa y Japón.
Pero como el capitalismo necesita fluir constantemente y sin fin en fases críticas de destrucción/ reconstrucción de las fuerzas productivas (incluidos los hombres), tal y como lo explicaron Marx y Engels en el famoso Manifiesto Comunista (1848) cuando describieron magistralmente el movimiento de la contradicción básica del capitalismo: Entre el desarrollo vertiginoso y revolucionario de las Fuerzas Productivas y el freno que significan las estancadas Relaciones de Producción; hasta llegar a este párrafo profético e inquietante, sobre el que invito a reflexionar concienzudamente en este momento de cambio de era global, de epidemias universales y desastres, de desenfreno en la dialéctica destrucción/ construcción y de lucha y reparto de mercados y tierras prevista también por Lenin en 1917:
“… Pues bien (escriben Marx y Engels en 1848) ante nuestros ojos se desarrolla hoy un espectáculo semejante. Las condiciones de producción y de cambio de la burguesía, el régimen burgués de la propiedad, la moderna sociedad burguesa, que ha sabido hacer brotar como por encanto tan fabulosos medios de producción y de transporte, recuerda al brujo impotente para dominar los espíritus subterráneos que conjuró. Desde hace varias décadas, la historia de la industria y del comercio no es más que la historia de las modernas fuerzas productivas que se rebelan contra el régimen vigente de producción, contra el régimen de la propiedad, donde residen las condiciones de vida y de predominio político de la burguesía. Basta mencionar las crisis comerciales, cuya periódica reiteración supone un peligro cada vez mayor para la existencia de la sociedad burguesa toda. Las crisis comerciales, además de destruir una gran parte de los productos elaborados, aniquilan una parte considerable de las fuerzas productivas existentes. En esas crisis se desata una epidemia social que a cualquiera de las épocas anteriores hubiera parecido absurda e inconcebible: la epidemia de la superproducción. La sociedad se ve retrotraída repentinamente a un estado de barbarie momentánea; se diría que una plaga de hambre o una gran guerra aniquiladora la han dejado esquilmada, sin recursos para subsistir; la industria, el comercio están a punto de perecer. ¿Y todo por qué? Porque la sociedad posee demasiada civilización, demasiados recursos, demasiada industria, demasiado comercio. Las fuerzas productivas de que dispone no sirven ya para fomentar el régimen burgués de la propiedad; son ya demasiado poderosas para servir a este régimen, que embaraza su desarrollo. Y tan pronto como logran vencer este obstáculo, siembran el desorden en la sociedad burguesa, amenazan dar al traste con el régimen burgués de la propiedad. Las condiciones sociales burguesas resultan ya demasiado angostas para abarcar la riqueza por ellas engendrada. ¿Cómo se sobrepone a las crisis la burguesía? De dos maneras: destruyendo violentamente una gran masa de fuerzas productivas y conquistándose nuevos mercados, a la par que procurando explotar más concienzudamente los mercados antiguos. Es decir, que remedia unas crisis preparando otras más extensas e imponentes y mutilando los medios de que dispone para precaverlas” …Manifiesto comunista 1848 (subrayados APS) https://prensabolivariana.org/2025/03/25/capitalismo-y-guerra-civil-mutante-en-colombia/
¿Cómo se destruyen todas esas Fuerzas Productivas y a los hombres? Pues mediante la guerra permanente, que también ha logrado incluir en la actualidad a la guerra económica de las sanciones y aranceles recíprocos, de reciente uso generalizado.
Quien analice la historia del capitalismo desde sus inicios mercantiles en las ciudades financieras del norte de Italia en el Siglo XVI, hasta la actualidad; coincidirá con el historiador Arrighi (Arrighi Giovanni El Largo Siglo XX. Akal. España.1999), cuando basándose en esta tesis de Marx y Engels de la esencia del Estado capitalista es la guerra, establece plenamente las siguientes cuatro 4 características primordiales, “de este sistema de ciudades-Estados del norte de Italia: En primer lugar, este subsistema constituyó un sistema fundamentalmente capitalista de construcción del Estado y de organización de la guerra. En segundo lugar, la acumulación de capital originada en el comercio de larga distancia y en el comercio de larga distancia, las altas finanzas y la gestión del equilibrio de poder entre las potencias de la época…En tercer lugar fomento de las relaciones de trabajo asalariado en la llamada industria de la protección, es decir la organización de la guerra, y la construcción del Estado, hasta conseguir que las guerras se pagarán por sí mismas (el secreto del éxito capitalista radica en que otros libren las propias guerras, si es factible sin coste alguno, y si no con el menor coste posible) y en cuarto lugar, establecimiento de una red muy amplia y densa de la diplomacia residencial de espías o factores y la conformación de un sistema casi monopólico de información y conocimiento de los procesos de toma de decisiones comerciales de los gobernantes rivales”… (Arrighi 1999, cit)
Y a partir de ahí, apoyado en el concepto de hegemonía gramsciano como complemento esencial de la coerción en el Estado capitalista; Arrighi abre una amplia y fecunda perspectiva histórica de largo alcance en la comprensión del capitalismo como sistema social histórico de carácter universal, y de su expansión ilimitada y desarrollo constante a partir de la guerra de despojo y saqueo colonial y neocolonial a través de cuatro ciclos hegemónicos de acumulación de Capital, cada uno basado en el uso de la tecnología, los inventos, técnicas, teorías militares y, desarrollos de las Fuerzas Productivas en cada momento histórico: El ciclo ibérico-genovés (1340 a 1630); el holandés (de 1560 a 1780); el inglés (1740 a 1930) y el ciclo hegemónico estadounidense de 1870 hasta crisis de 1970 y la derrota de Vietnam en 1974.
Un ejemplo de cómo se saqueó el territorio de la actual Colombia en el siglo XVI durante el ciclo Ibérico-genovés, se puede ampliar en mi libro “Las Guazábaras y el imperio español en Colombia. Ed. Fundación Jorge Adolfo Freytter Romero. Bilbao Bizkaia 2024”. Legible libremente en el siguiente enlace: https://freytter.eus/article/274
El gran elefante macho emergido en 1945, por muy poderoso y potente que sea, no podría contradecir el movimiento dialéctico de la realidad y la vida, y mantener por siempre su hegemonía y brutal dominación en tan amplio territorio. A su descuido, fueron creciendo dos elefantes cachorros con variaciones mutagénicas de más reciente emergencia Rusia (1917) y China (1949) que a través de distintas circunstancias cambiantes y alianzas, llegaron a adquirir igual o mayor potencia que el alfa dominante, hasta retar, incluida la fuerza, y extenuar o quebrantar completamente su dominio, no solo sobre la manada sino también sobre la fronda de los árboles que son su alimentación básica y sobre la pradera donde los millones de pacientes y laboriosas hormigas y termitas mantienen la vida para los demás vivientes de menor tamaño.
Y, en esta parte de la metáfora estamos: Tres superpotencias capitalistas ultra desarrolladas tecnológicamente: USA. Rusia, y China, cada una con su correspondiente y poderoso complejo militar-industrial-financiero (de carácter Imperialista) enfrentadas por el reparto del mundo, por las esferas de influencia y por la apropiación de la plusvalía que producimos las hormigas y termitas distribuidas en la Periferia imperialista. Alianzas van, desintegraciones vienen en movimiento continuo, pisoteando aún más la pradera. Surgen nuevas crías y cachorros alfa, retadores y agresivos con armamento atómico, aunque sin los gigantescos complejos militar-industrial-financieros de las tres superpotencias capitalistas ultra desarrolladas que no desean quedar en un segundo lugar: Europa, Israel, Pakistán, India, Norcorea, India, etc.
Y esta complejidad metafórica, es lo que tiene en discusión a los marxistas de hoy, que si bien continúan resistiendo al capitalismo imperialista global del tradicional hegemón estadounidense, se debaten (por razones de la nostalgia) o no aceptan la dura realidad de aplicar la caracterización leninista de Imperialistas, a las potencias ex socialistas de Rusia o China, que en algún momento se proclamaron socialistas, pero que por razones de la contrarrevolución capitalista de las burocracias que las gobernaron, ingresaron al nuevo sistema global del imperialismo (del libre mercado), que el nuevo mandatario de los EEUU ha puesto en al orden del día con sus sanciones y aranceles como medidas de guerra económica de supervivencia o intento angustioso para tratar de revertir su declive definitivo como único y ultimo elefante de la pradera.
Así mismo, el otro tema de la discusión: el de la caracterización marxista del nuevo Estado imperialista para la guerra en curso, que ha surgido en esta etapa. De si nos quedamos simplemente en el empirismo la “personalización” de sus dirigentes y las medidas administrativas que toma y publicitan por los medios de comunicación adictos, o si lo entendemos, a la manera gramsciana, como una relación social amplia de Hegemonía más Coerción, que dentro de sus funciones está la de administrar el desarrollo, dentro del Sistema Social que representa, de esa otra relación social llamada Capital; estaremos sentando las bases para la definición de un verdadero horizonte anticapitalista y antiimperialista de cualquier lucha de resistencia que se desarrolle en cualquier parte de la pradera periférica.
Pobre Colombia. De nada le ha servido ser la base militar de los EEUU, socio preferente y único de la OTAN en Nuestramérica, depender totalmente de “la estrella polar del norte” y ser su cipaya y de tener el más importante centro comercial de Bogotá, los tres elefantes, llamados Bueno, Bonito, y Barato. El gobernante alfa de la metrópoli dominante, la ha gravado como a casi todos los países mestizos “latinos” con aranceles comerciales del 10% a sus exportaciones. Se resentirán las exportaciones más importantes hacia el rubio mercado consumista del norte: el café, algo de petróleo, las flores y las uchuvas o Physalis.
Pero, la exportación más importante y multimillonaria de Colombia hacia el libre mercado global, la cocaína, que está moviendo desde hace décadas todo el resto de la economía de Colombia; seguirá teniendo cero (0%) aranceles y dependiendo del altísimo riesgo de pérdida que asume el exportador privado.
Muchos analistas de mercado progresistas y diplomáticos, esperaban un gran Acuerdo comercial entre los presidentes Trump y Petro para gravar “formalmente” el alcaloide industrializado en los campos colombianos con un 100%. Hubiera sido una excelente noticia que demostraría al mundo, lo progresista que es el capitalismo progresista aderezado con bellas palabras. Siempre quedará algo por ver.